Evadí retocar y escribir lo siguiente pero omitirlo es injusto de mi parte.
Donde quiera que voy; veo-leo desplegados estudiantiles, versiones de lo que se llama “el círculo rojo” (aquellos que no se consideran propiamente opinión pública) y notas de “medios de comunicación” respecto a mis compañeros (porque lo son de Facultad y de formación académica) y de sus inadmisibles asesinatos a manos del ejército colombiano.
Generalmente, los discursos y opiniones oscilan entre su anulación académica, la difamación y adjetivos totalmente falsos e indecorosos.
Hasta donde comprendo, viajaron a dos congresos y simultáneamente en su trayecto pretendían realizar prácticas de campo como entrevistas a dirigentes y a protagonistas de las FARC con fines exclusivamente académicos: tesis y líneas de investigación.
Tenían un día en el campamento donde les masacraron con la Operación Fénix.
Me enerva explicar a ojos y sentidos ajenos lo que fueron y son mis compañeros. No hallo coherente “justificar” a sus personas porque es ofensivo, más, ante aquella incapacidad mental que traslapa su trabajo académico con una directa vinculación al grupo armado; eso es otra historia.
Nadie debe morir así.
No es justo ni correcto.
Ayer sobre el periódico, vi la fotografía de Natalia Velázquez a quien conocí y traté durante poco más de año y medio; en ese lapso, le advertí como una alumna y compañera comprometida con su carrera y con cada acto de vida.
Era coherente consigo y con sus circunstancias.
Siempre muy alegre, siempre trabajando y muy compartida con todo; invariablemente ayudando sin pedir algo a cambio; alfabetizaba, recolectaba ropa, útiles escolares, medicamentos y lo necesario para comunidades marginadas.
Me cuesta mucho comprender lo que pasó.
Es aceptable la inmediata respuesta y reacción del Rector de la Universidad pero todavía no asimilo ni justificaré un mediocre epílogo como aquel apretón de manos entre Ecuador y Colombia.
Me avergüenza la indiferencia y la desidia de la supuesta presidencia mexicana.
Tanto protocolo y desgastado discurso de organizaciones civiles e internacionales como estas líneas, se pierden.
Me sugirieron remarcadamente omitir este "post" y rezar por su descanso.
Hice lo segundo pero todavía le recuerdo con vida...
Etiquetas: Estercolero
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