27.7.08

'Ordo'

Hace diez años, oí a un hombre haber quedado ciego cuatro días después de que su mujer lo abandonó.

Era Contador Público, devino lavacoches y cada noche pensaba en dispararse pero “esperaba para sentir el sol”.

Ningún médico precisó, sólo le dijeron osadías que sustituyeron su privación por una “neurosis conversiva”.

El día que pasó todo, por la noche; dejé de ver quizás un minuto.

Mis ojos bien abiertos sólo veían negro. Los abría-cerraba y únicamente me quedé quieta porque oía la calle, nada más.

Desde entonces, o quizás poco antes, todos los días se me perdieron.

Usé 4 para tirar mis últimos 17 años de vida.

Casi todo terminó por irse: libros, apuntes, fotografías, música, marcos; bondadosa acumulación anímica y alegría digital.

Sustituí paredes de pálido amarillo por un frío y sobrio azul.

Creo que será la última vez que dedique tiempo a mi recámara.

Todavía respeto un vacío para colgar una indecisión: “A la búsqueda de la cuarta dimensión” o el primer cartel para el estreno de la Madama Butterfly.

Perdí muchas horas hojeando libros que por amor, mantuve… y sentí tristeza porque el tiempo empieza a hacer estragos en algunos. A quién irán…

Persistieron la historia, la filosofía, artes, algunas religiones y algo de teoría crítica.

Poca, poquísima literatura:

Mi primer libro obsequiado para limpia lectura (Hesse, 12 años de edad).

Algunos griegos, más romanos.

Indudablemente Lorca, algunos de la Generación del 98, Rulfo y Azuela, J.E. Pacheco, Kerouac, Bukowski y buenas ediciones para “clásicos” del cyberpunk y del sadomasoquismo.

H. Arendt, Soboul, Gary Snyder [The back country, Regarding wave, Turtle Island, Myths & Texts], Octavio Paz y Carlos Fuentes se fueron a la mierda y mucho antes que ellos; un Sartre total.

“Profesionalmente” todo va bien; incluso, mejor de lo que alguna vez imaginé.

Un ofrecimiento vigente para Octubre en un “lugar correcto” y su despertar lejano, sin voltear.

Si permanezco, continuaré “trabajando” lo que me gusta pero pagando con 4 hras. semanales una “beca” y quizás “estaría conciente de ser” […]; si me largo, sería por un doctorado con un investigador de la Orden cluniacense, casi 3 años para regresar y empezar otra vez, desde nada.

Ofrecen imprecisas y presuntuosas “oportunidades” para París, Bélgica y 6 meses ligeros (trabajo de archivo) en Berlín.

Ahora mismo, no sé qué hacer con mi vida.

Anímicamente es un desmadre.

Ni siquiera gozo de la certeza de un estancamiento.

No distingo ni digiero.

Parece que sólo sé tragar Muerte.

Con su olor, su rigor, su frío y sus impotencias.

Quisiera poder llorar pero sólo se impone una invasión imprecisa y cabalgadas de no sé cuáles sentimientos.

No hay resistencia; sólo como un golpe atorado que ensaya formas nonatas.

Quería trabajar más duro para gozar un capricho el verano siguiente. Quería, Moscú.

Empieza a imponerse la idea de partir sin aviso, de “tomar mis cosas” ...

Quisiera ser otra persona, tener otro tiempo-espacio, jodidos minutos de diferencia…

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