
Bolívar Echeverría caminaba templado, parecía que nunca corría, como si pensara sus pasos.
Hablaba tranquilamente pero con un dejo triste al final.
Abrigaba las palabras justas para cada momento y sabía respetar o hacer agradables los silencios.
Tenía un ángel muy raro, de esos que casi no se ven.
Al filósofo y al emérito, lo mantendré como un hombre sencillo y un intelectual genuino.
Quienes tomamos clases con él, sabemos que su enseñanza, su escritura y su persona; traspasarán lo estrictamente académico.
Cuánta falta hace a
Se le extraña mucho, ya.
Etiquetas: In memoriam
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