9.8.06

Gregory Crewdson [Beneath the roses 2005](Untitled)Ese “Sors Immanis” apesta…
Me ha dicho que soy “muy buena” para mis Rubicones, para decisiones rápidas y difíciles que no se pueden pensar porque dejan de ser; aquellas “de guerra larga” y de las que curiosamente hasta hoy he salido invicta.
Algo distinto pasa con el todo que más me gusta o con lo que fue muy difícil de obtener y que se aplica sólo a mi persona. Tengo “manos de estómago” con ciertos objetos, por ejemplo, los relojes o las pertenencias de mi hermana menor. Pero es regla de oro que todo lo que más aprecio siempre se romperá o estropeará por circunstancias demasiado estúpidas, sean monerías japonesas para niños, pc’s, mi primer y último reproductor de mp3s de disco duro, obsequiado hace 4 años y que me hizo una pésima costumbre…
No me queda más que refutar las alegorías mediocres para aliviar o hundir caminos: No creo en el destino y su liga con la suerte, menos en la buena o la mala. Ni siquiera los griegos podían distinguir fácilmente entre “la Fortuna-Suerte, el Destino-Ocasión, la Tragedia y el Hado...” y es que secan las definiciones como: “Encadenamiento de los sucesos”, “Hado”, “Estrella”, “Sino”, “Fortuna”, “Oportunidad para una cosa.”
Por haberes antiguo occidentales, el destino y la fortuna son ciegos […]
El primero lo es de nacimiento, fue engendrado por un Padre ‘histérico’ y una madre impredecible en condiciones más turbias que claras. Se le figuró pisando al mundo y portando en sus manos la urna que contiene la suerte humana y la divina. Con el tiempo, sus decisiones se creyeron irrevocables, unilaterales y ejecutadas por sus afines: las parcas.
La Fortuna tiene más jerarquía por su linaje, dispensa todos los opuestos habidos y por haber. Irónicamente, para consuelo de algunos y pesar de otros, se le vendaron los ojos pero se le otorgó en las manos la abundancia y un desgraciado timón; el medievo la hizo gozar de libertad o estar sujeta a ella misma: puede (como hámster casero) siempre correr rápidamente sobre una rueda o tener alas.
Ayer compré una Biblia de Jerusalén para estudio, la Stabat Mater y la Matthäus Passion, siendo ésta última la más deseada. Tenía casi 10 minutos de escucharle cuando la descuidada mano de mi progenitora vertió el almíbar de un plato profundo inundando los 2 cds. El dulce traspasó el plástico de las cajas, el papel y libretos, un frente y 2 reversos de los discos.
Por instinto quité mi Biblia y me quedé mirando. No pensé en algo, sólo recordé frases sin adjetivo como “El diablo se estrena con lo ajeno” y otra más fea pero risueña.
Me sentí niña otra vez, cuando mis juguetes eran rotos casi al tiempo de ser abiertos. Como pude limpié casi todo pero guardé y no escuché. Tampoco rompí. Sentí algo parecido a la tristeza porque como todo, mi trabajo me costaron. No soy “hija de papi”. Estoy jodida y me gusta lo fino.
Hoy se ven como si tuvieran mucho tiempo encima. Cuando me quedé sola, tomé café, me tiré al sillón y sentí la Gloria cuando escuché:
“Erbarme dich, Mein Gott, um meiner Zähren willen! Schaue hier, Herz und Auge weint von dir Bitterlich.”
Ésta ‘Arie (Alt.)’ de la Parte Seconda y todo lo demás me aliviaron.
El azar-costumbre dado a mi persona permanece pero no le contemplo, más bien, aprendí a cagar en su boca.

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