Pre-texto:

“Que más pertenezca al Hombre, después de muerto, que darle sepultura a su cuerpo, y no dejarle padecer ninguna injuria, o siendo comido de Animales brutos, o siendo en otra cualquiera manera ultrajado, y tenido en poco, y si esta no fuera afrenta grande, que el Difunto recibe, no usara de ella la Justicia, en razón de querer castigar culpas, y delitos graves, que después de muertos en la horca, los hacen cuartos, y cuelgan por los caminos, que a no ser afrenta, la que al Difunto se hacía, en esto, no se hiciera.

… Hablando del hombre, que se ahorca, de su propia gana, y voluntad, aquella injuria la hizo a la República, por lo cual tiene la misma República leyes establecidas, con que castigar aquel desacato, y culpa cometida, contra ella, que son ultrajar su cuerpo, y no darle sepultura, que pues él no quiso gozar la Vida corporal, tampoco goce su cuerpo el lugar de la sepultura, y en esto quede afrentado el que así mismo se mató”

[Aristóteles, Erbi. I. c. t.t. 3. Ethic., VI] hoy, [Tratados de moral]

Fiascos.

Un preludio.

Bajísima calidad plástica de una extensión que se trozó.

6 horas en observación con monitoreo.

Distinción entre mi derecha y mi izquierda, sumas, restas, fechas históricas, etc. etc.

Multitudes de residentes viéndome las piernas, el culo, las tetas y la cara.

I.

Un verano, llegué a urgencias arrastrándome. Fui canalizada enseguida a neurocirugía porque mi furia aparentemente había alcanzado a mutilar un tendón.

Inyección directa al mismo y “suturas” malhechas porque no hubo carne para unir aquel remolino. Luego, estúpidos regaños y reproches con insípidas pláticas sobre la belleza de la vida y sus preciosos dones.

II.

Poderosísima penetración-irrigación con alguna sustancia desconocida.

Una mantarraya plástica en mi cara, mis pantalones abajo y 2 voces algo alteradas que me decían “…esto va a doler mucho, aguanta, muerde…”, “cuántas te tragaste… con qué… hace cuánto tiempo… dices que 6 cajas?” “cómo te llamas?... no me dejes de hablar, habla!” a la par, preguntas sobre la exactitud de mi nariz y comprobación in situ de mi tabique desviado con un grueso sabor a plástico; mucho frío y la advertencia “…no te vayas a orinar”.

Lavado de estómago y una eternidad al lado de una chica con neumonía que ya no se movía. Su madre me casó en aquel instante con mi novio.

III.

“Crisis neuroconversiva” escribió el imbécil que me atendió. Salí caminando y mentándole la madre firmemente porque sin razón preguntaba qué me había “metido”.

IV.

Profundísima vergüenza hacia Nina y a hacia raZor.

Dormí 44 hrs. diferidas. Tengo mareos, debilidad, no coordino y me siento tristemente estéril.

Latencia al rebote.

Busqué palabras, sonidos, colores, alguna imagen cercanas a todo lo que siento-no siento.

No existen.

Cuán estúpidamente cómodo y grandioso sería...

... ... ... "suprimir" con una tecla todo.

PUNTAS CON GRENETINA

No con “gel” ni con “spray”. Así éramos y fuimos.

Algo que agradezco a la vida fue haber crecido escuchando y viendo en vivo a las legendarias escuelas del punk, goth y EBM.

No olvido aquel épico, entrañable y carroñero concierto del G.B.H con Exploited entre otros, sobre todo, haber visto en todo su esplendor y con buena edad para mis sentimientos a Rozz Williams.

Este Sábado acudí a un “Club” donde la “audiencia” (así le llaman ahora) fluctuaba simulando moikas, puntas y estoperoles lights. Puro “glamour” sin recato que cae en los infames terrenos del jocoso naquismo.

Qué jodido es pagar $230 por entrar a chupar a un lugar donde la gente se aplasta sobre unas mesas que nada le envidian a cualquier Mc Donald’s.

Luego antecedieron dos desgraciados grupillos al que pagué, en el primero, unos ejemplares dignos para Lira n’ Roll intentaban cantar en alemán (debo decir que hasta la embriaguez se me bajó por unos momentos ante tal horror) pero los engendros que siguieron no tuvieron decoro ni respeto.

Además de la pena y miseria ajenas que tocaban, me fueron herejes. La morenaza embadurnada de polvos blancos con puntas de gel y carnes desbordadas para el uso de látex, simuló con su pésimo y culerísimo inglés emitir una canción de Christian Death.

Hija de su reputísima madre.

Me preguntaba si aquellos imbéciles saldrían de la escuela primaria o acaso secundaria ¿? para haber conocido y visto al buen Rozz pero rectifiqué y consideré que ya estaban bastante mayores para ser tan desapercibidos.

Luego pensé en anacronismos y oposiciones ideológicas pero retumbaba en mi mente esa aberración de las puntas con el látex y tanta felicidad…

Yo buscaba algún símil de la preciosa perfección aestética de antaño y del orgullo casi divino al portar una moika pero qué diantres comprenderán esos ignorantes enajenados.

Ante tal atropello no tuve otra opción que perder el número de cervezas que bebíamos.

Cuando apareció Cinema Strange vomité.

Expulsé entre toda esa mierda lo que tenía que arrojar.

Mierda para la mierda.

Agraciados fueron con mi mierda todos aquellos que no percibieron mi sacramento bautismal.

Entonces el alivio y poco después la felicidad.