PUNTAS CON GRENETINA

No con “gel” ni con “spray”. Así éramos y fuimos.

Algo que agradezco a la vida fue haber crecido escuchando y viendo en vivo a las legendarias escuelas del punk, goth y EBM.

No olvido aquel épico, entrañable y carroñero concierto del G.B.H con Exploited entre otros, sobre todo, haber visto en todo su esplendor y con buena edad para mis sentimientos a Rozz Williams.

Este Sábado acudí a un “Club” donde la “audiencia” (así le llaman ahora) fluctuaba simulando moikas, puntas y estoperoles lights. Puro “glamour” sin recato que cae en los infames terrenos del jocoso naquismo.

Qué jodido es pagar $230 por entrar a chupar a un lugar donde la gente se aplasta sobre unas mesas que nada le envidian a cualquier Mc Donald’s.

Luego antecedieron dos desgraciados grupillos al que pagué, en el primero, unos ejemplares dignos para Lira n’ Roll intentaban cantar en alemán (debo decir que hasta la embriaguez se me bajó por unos momentos ante tal horror) pero los engendros que siguieron no tuvieron decoro ni respeto.

Además de la pena y miseria ajenas que tocaban, me fueron herejes. La morenaza embadurnada de polvos blancos con puntas de gel y carnes desbordadas para el uso de látex, simuló con su pésimo y culerísimo inglés emitir una canción de Christian Death.

Hija de su reputísima madre.

Me preguntaba si aquellos imbéciles saldrían de la escuela primaria o acaso secundaria ¿? para haber conocido y visto al buen Rozz pero rectifiqué y consideré que ya estaban bastante mayores para ser tan desapercibidos.

Luego pensé en anacronismos y oposiciones ideológicas pero retumbaba en mi mente esa aberración de las puntas con el látex y tanta felicidad…

Yo buscaba algún símil de la preciosa perfección aestética de antaño y del orgullo casi divino al portar una moika pero qué diantres comprenderán esos ignorantes enajenados.

Ante tal atropello no tuve otra opción que perder el número de cervezas que bebíamos.

Cuando apareció Cinema Strange vomité.

Expulsé entre toda esa mierda lo que tenía que arrojar.

Mierda para la mierda.

Agraciados fueron con mi mierda todos aquellos que no percibieron mi sacramento bautismal.

Entonces el alivio y poco después la felicidad.