25.11.06

Peter Brueghel - La caída de los ángeles rebeldes
Ahora no siento en absoluto ánimo para algo y también para nada. Debe ser “todo” y la víspera a otro año de vida casi “cumplido” [adjetivo tan jodido].
Mis problemas no son materiales, ni siquiera existen de la puerta hacia afuera. Son más y peores… necesidades anímicas que obtenidas, aparecen otra vez para elevar su grado de adquisición.
La focalización varía: saturarme la noche con la tesis para llegar al temblor involuntario y calmarle leyendo inmodesto barroco para poder dormir; hacer inexistente mi escaso vello genital… no me tolero ni siquiera un vello en el vientre, me da mucho asco. Todas las uñas al ras, generalmente en su corte con sangrado para que sean limpias.
Pretender un tacto óseo acendrado y de un tiempo para acá, reinventar “artificios” para canalizar la búsqueda del dolor físico. Lo busco porque entre tanta ruptura ya no siento el anímico y a veces pienso que ya me sequé.
Por ciclos mutilo piel, cabello y “exteriores”; uso énfasis contrarios: lógicos y físicos. Otros son completa inmovilidad, no hay rebose.
Todos, saltos en el hartazgo de un mundo en mierda.
[Al “decorar”, pensé existente una fotografía sincera y natural en la que después de fornicar, le mostré cuánto le quiero. La busqué porque ya no me siento bien conmigo. La imagen fue ingénito ambiente, su justa luminosidad roja con negro, me calma. Me calma verme rapada, desnuda con mis ojos grandes y contenta. Creía que le había extraído para zipearla con otras pero veo que no la recuerda.]
"...Some were born
In fields of mourning
Some were ripped
In fields of rape
Some bowed down
In echoed splendour
All were torn
In fields of tears
Crushed by church
And rapped by father
Bled by mother
Torn and tearing
In scarlet playgrounds
On iron railways
Christ’s pale body
Crucified
Time was
Time is
Time shall be no more...
Some in sadness
All in vain
In fields fresh crippled
The glint of sickles the scars of sunset
The sound of reaping
You and I
On threshing floors
Lost and loosing
Parched and preying
All have numbers
None have names
Here open the gates of heaven
Here open the gates of hell
Time was
Time is
Time shall be no more."
[David Tibet, Happy birthday Pigface Christus]

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17.11.06

Leonel Maciel - Dedos de Luna
Después de dos estancias prolongadas en casi 2 años, regreso al mismo cuarto de hospital. Número y piso redivivos. Sigue limpio pero más descuidado. Regresé de madrugada que se abre al día, los mismos tonos grises azuláceos le aclaran. Esta vez, una estación temporal antes que las otras y portando la misma ropa.
Es raro cómo bloqueo recordar las entradas, salidas y calles. Lo mismo me ocurría cuando llevaba días seguidos cuidándole… perdía la noción hacia afuera. Detrás de la primera semana, hice por costumbre caminar entre los pisos y largos pasillos de los edificios durante la madrugada y no me perdía, sólo cuando salía.
El olor es el mismo y aún no puedo definirle. Uno pensaría que los hospitales huelen a mierda o a “enfermedad” pero éste es una mezcla entre químicos, cloro y algo “agrio” que a veces se torna dulce-suave. Ya no recordaba cómo acomodar el sillón ni la mesita para comer. Tampoco cómo regular el oxígeno ni zafar los barandales.
La habitación no es “compartida” pero hoy le siento por ratos más pequeña.
Los inviernos anteriores fueron muy difíciles emocionalmente. Contemplé todo un proceso muy largo que más y más empeoraba. Viví muchas situaciones que no debía ver, oír, ni sentir pero no me molestan.
Juan Carlos me dijo que había algo “estructural” y “arquetípico” entre mis abuelos maternos y yo. Especialmente con mi abuelo Carlos. Creo que “eso” va más allá de mi afección o apego hacia él.
No sé porqué siempre, desde niña, estuve presente en sus enfermedades o accidentes. Siempre “me tocaba”, aun dentro de mi casa. Nunca estaban sus hijos cuando sucedía.
Todo lo fuerte y feo, durante y después, lo recibía. Quién sabe porqué. Es mejor, creo que nadie le cuidaría como yo.
De Carlos Crescencio conservo la primera vez que contemplé el mar.
Los paseos infantiles por todo el centro histórico, sus explicaciones de algunas iglesias y calles. Siempre solos, sólo los dos. También las locomotoras y cochecitos en miniatura que me compraba en el Palacio de Hierro del centro después de tomar helado verde. Una “rorra” rubia de nombre Beatriz que me regaló cuando tenía 5 años y mi carácter que se le parece.
Carlos, Mi abuelo, no es mi abuelo; es más que mi padre.
Vi su hígado, invadido por esas asquerosas protuberancias… No acepto para sus 94 años “un cáncer disparado” que para él, “está en fase Terminal”.
Ya no sé qué sentir. Siempre fue independiente, caminaba y leía mucho. Es inhumano ser y estar siempre en una cama, sujeto a los demás para que lo mínimo, sea.
Mi abuelo no merece esto. No deseo prolongarle la “vida” por una agonía de mierda pero mi condición como nieta no me ayuda mucho.
Ayer, no me importó; le di a comer unas conchas muy dulces y quiero darle el café que tanto me pide; intenso, como acostumbramos.
Estaba “tranquila”, ya no. Me tiró una infinita tristeza.
Le exijo a Dios que se apure.

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13.11.06

“Racional campana de fuego que toca à que acudan todos con agua de sufragios à mitigar el ardor del purgatorio en que se queman vivas las benditas ánimas”

Anonymus s.XIX

O De “NO ME TOQUEN AL PURGATORIO”
Las geografías religiosas del “más allá” están de moda, debería desearse que fuera para bien entre los historiógrafos mexicanos pero no es así. La semana pasada acudí a un coloquio en el que el Tercer lugar estuvo muy presente en la boca de académicos, ex religiosos y un sacerdote.
Cómo hablar sin conocer su historia como “Imaginario”, o peor, sin lo mínimo de dogmática. Qué osadía denominarle de “corta duración” cuando su afianzamiento como lugar, su distinción como estado del alma, su patrística hasta la declaración tridentina de dogma y piedad popular al culto a las Benditas Ánimas del Purgatorio implicaron 15 siglos y con ellos, los cambios mentales dentro de la Iglesia, la religión y el laicado para poder ser.
Centurias más de nuestro lado (novohispanas) y su “cierre” decimonono. Yo seguí y sigo al Purgatorio, desde el medievo hasta su engañosa “secularización”; trabajo su historiografía, dogmática y plástica mexicana decimonónica.
Debo mucho a mi tutor, un jesuita. También a mis largos días con sus noches para entenderlo y me siento muy orgullosa por ello; estudiarle es el Infierno, a la manera de San Agustín. Se sufre mucho y por eso me molesta sobremanera abusar de “apellido” para decir sandeces.
Fui alumna de una reconocida historiadora a quien aclaré que desde los primeros cronistas novohispanos ya se mencionaba, ejemplificaba y catequizaba su existencia. A su necia confusión, le precisé nombres para ubicarla en los períodos, y algunos elementos dogmáticos. Su respuesta fue que la etapa que investigó era posterior […]
Recordé que en licenciatura le pedí que me reprobara por “calificarme” con “8” pues yo no era ni soy de “8”; su pretexto: un encabronamiento extremo porque expliqué a Nitzsche con Jürgen Habermas.
Mi apreciación le duró hasta el último día del coloquio; a su rabia pueril siguió mi pregunta en su boca a otro historiador mexicano en boga quien se zafó con un “habría que averiguar, pero debe de ser”.
La semana que pasó reconocí que voy por buen camino y que si alguna vez les admiré, hoy profundamente me retracto.

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4.11.06

Hoy
Hace 15 días mientras esperaba sobre la avenida evité un batazo de metal en mi cabeza, busqué con qué regresar la intención pero ni una mísera piedra había para un cristalazo al coche.
Ayer pasó lo mismo pero fue un petardo.
En la semana, mientras fumaba al lado de mi ventana, un puberto se acercó, cargó a su novia y supuso que fornicaban, seguí fumando y “me invitó” a ser partícipe. Pensé en bajar y limpiamente, romperle su madre; creo que puedo hacerlo porque con el box “me enseñé.”
Tuve por costumbre no ser "tocada" ni con palabras y hasta hoy, las veces que peleé gané pero al presente todo es preciso. Me da mucha pereza la gente y sólo aguardo para algo fuerte.
2 meses atrás anhelé seriamente comprar una calibre 22, quería hacer las cosas bien: aprovechar ese “derecho” femenino para portarla en calle, tramitar su permiso y disparar como se debe pero me detuve porque no cavilo.
Qué hacer con los carentes...
Es muy distinto de frente, entre iguales y sin un auto en marcha con el semáforo en verde.
….Si la gente acostumbrara a pelear bien todo sería incomparable.
Ya no me funciona el primus inter pares.
Aún no distingo mis sentimientos, creo que estoy minando mi violencia y eso me molesta mucho.

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