13.11.06

“Racional campana de fuego que toca à que acudan todos con agua de sufragios à mitigar el ardor del purgatorio en que se queman vivas las benditas ánimas”

Anonymus s.XIX

O De “NO ME TOQUEN AL PURGATORIO”
Las geografías religiosas del “más allá” están de moda, debería desearse que fuera para bien entre los historiógrafos mexicanos pero no es así. La semana pasada acudí a un coloquio en el que el Tercer lugar estuvo muy presente en la boca de académicos, ex religiosos y un sacerdote.
Cómo hablar sin conocer su historia como “Imaginario”, o peor, sin lo mínimo de dogmática. Qué osadía denominarle de “corta duración” cuando su afianzamiento como lugar, su distinción como estado del alma, su patrística hasta la declaración tridentina de dogma y piedad popular al culto a las Benditas Ánimas del Purgatorio implicaron 15 siglos y con ellos, los cambios mentales dentro de la Iglesia, la religión y el laicado para poder ser.
Centurias más de nuestro lado (novohispanas) y su “cierre” decimonono. Yo seguí y sigo al Purgatorio, desde el medievo hasta su engañosa “secularización”; trabajo su historiografía, dogmática y plástica mexicana decimonónica.
Debo mucho a mi tutor, un jesuita. También a mis largos días con sus noches para entenderlo y me siento muy orgullosa por ello; estudiarle es el Infierno, a la manera de San Agustín. Se sufre mucho y por eso me molesta sobremanera abusar de “apellido” para decir sandeces.
Fui alumna de una reconocida historiadora a quien aclaré que desde los primeros cronistas novohispanos ya se mencionaba, ejemplificaba y catequizaba su existencia. A su necia confusión, le precisé nombres para ubicarla en los períodos, y algunos elementos dogmáticos. Su respuesta fue que la etapa que investigó era posterior […]
Recordé que en licenciatura le pedí que me reprobara por “calificarme” con “8” pues yo no era ni soy de “8”; su pretexto: un encabronamiento extremo porque expliqué a Nitzsche con Jürgen Habermas.
Mi apreciación le duró hasta el último día del coloquio; a su rabia pueril siguió mi pregunta en su boca a otro historiador mexicano en boga quien se zafó con un “habría que averiguar, pero debe de ser”.
La semana que pasó reconocí que voy por buen camino y que si alguna vez les admiré, hoy profundamente me retracto.

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