4.12.07

Rotten en 'rosa'

1. Alilla Lauper.

“… Some boys take a beautiful girl and hide her away from the rest of the world

I WANT TO BE THE ONE TO WALK IN THE SUN!!”

En 1983 - 84, mi ímpetu infantil enloquecía por una mujer que “gritaba” y tenía el cabello en rojo de intensidad decente. Yo, quería el mío completamente rosa, rosa fuerte.

Mi madre la detestaba, más, cuando en el marcador del partido de tenis del Atari 2600 yo era “Cindy”, no “Alejandra”. Frente a mi lógica se me recriminaba no sé qué cosa y era amenazada con el cambio de mi nombre por el de “Petra”… que además me gusta mucho.

También a escondidas veía el cierre de transmisión televisiva, esperando escucharla y verla, pocas veces tenía suerte.

Mi madre me negó aquel Long Play y aunque poco después mi tío ex hippie creyó compensarme con She’s the boss de Mick Jagger, 2 años más tarde otra reivindicación maternal me privó del segundo disco de Soda Stereo.

Para su desgracia, no pudo evitarle a mis manos el inesperado encuentro-llegada de un vinyl; Combat Rock de The Clash y otro de Dead Kennedy's.

Tuvo que resignarse.

Muchos años después llevé profusos colores en mi cabello; morado, rojo, azul, lila y por supuesto, rosísimos.

2. Retratos de Familia o de lo que descubrí “hoy”.

Supongo que casi cualquier familia “atrapa” su felicidad y crecimiento con imágenes; habrá quienes tengan numerosos álbumes con cientos de fotografías, unas para ocultar, otras para presumir, deshonrar, etc., etc…

Mi caso es sinceramente “esencial”, lo presumo ex-profeso; no quiero definirle por mediocre decoro interno.

“Nuestra” infancia rellena 5 o 6 álbumes fotográficos, en aquel océano de colores, tiempos y “ocasiones especiales”, un 80% fui “capturada” en una casa que siempre se esmeraba por ostentar “algo”; me exhibo impecablemente limpia, con “lindas” y buenas ropas pero generalmente con llanto que por momentos, parece privación.

En contraste fraternal, sólo dos veces aparezco con disfraz (jarocho y norteño, poca madre, yo era la Mujer Maravilla) y recordé que para los festivales escolares “nos” despertaban con horas de anticipación para prepararnos “individualmente” (desayuno, baño, maquillaje, peinado…); sin embargo, mi lacia cabellera implicaba “algo simple” y también me asqueaba el maquillaje, incómoda grasa entre mi piel y anteojos.

Y “pensé”, porqué sería que ni con uniforme escolar llevé moñitos para el cabello?

Sería Infame considerar preciosas cintas para mí?

Triste historia la mía.

No quiero esas fotografías, menos mostrárselas a mis futuros y míticos hijos.

De cualquier modo, me encuentro dentro de una maleta debajo de otras dos más inmensas con sobrepeso, al fondo del más infranqueable rincón de un clóset.

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