Circunstancias de vida me han encaminado a dar pelea y, en absoluto me arrepiento de algo (sostengo mi todo).

Ésta vez, parece que Dios intenta callarme sinceramente.

La noche de anoche fue de las más largas en mi vida.

No hubo a quién hablar ni decir…

“Apareció” de la Nada una semilla indolora del tamaño de mi falange sobre mi axila izquierda.

Está muy por debajo de mi dermis y sólo se cumple, tocándola.

Horas de arduas y acuosas incertidumbres y quiero desgarrar rabia… porque tengo pendientes “por cumplir” y porque mis años, parecen pocos para apestar “en vida”.

Esto, es un gargajo divino... porque siempre enfaticé que soy finita.

No tengo miedo, es sólo que no quiero retazos de mí.

No quiero dejar de ser brava.

No quiero que alguien limpie mi mierda.

Es duro suponer una biopsia para in/cierta podredumbre.

Ahora mismo, sostengo por recato; matarme insensiblemente que dar lugar a miseria progresiva.

Presente, nunca se va.

[Soñé con la furiosa entrada de una enorme mariposa negra a mi recámara, tanto pavor y el favor maternal le mataron para volverle otra enorme de tenue azul en felpa]